domingo, octubre 15, 2006

Colocando el daño


No recuerdo cuando, pero seguramente fue hace algun tiempo que decidí colocarme este manto negro encima.

Lo disfruté, me cubría del frío de la noche y su textura era suave, sedosa.

Cuando menos lo pensé, mi manto se volvió uno con mi piel.

Fue cuando mi trato comenzó a cambiar.

Cuando negué antes de ser negado.

Cuando decidí no correr riesgos y anticiparme a lo que podría pasar.

Y en nombre de ese set de decisiones empecé a colocar el daño en personas que confiaron.

Que creyeron. Que desearon.

Hoy, mi piel es gris, es grafito difuminado. Estoy descansando de la seda del daño infringido.

Etiquetas: